Cuando encuentro a alguien en necesidad y una voz, más allá del entendimiento, me empuja a involucrarme y a compartir con ese ser con el que quizá nunca más vuelva a coincidir en el mismo espacio y tiempo, lo poco o lo mucho, material o inmaterial que me acompañe, siento que merezco estas alas que indefectiblemente, quedan emparamadas cada vez que tomo una ducha que me aisla de la realidad y del aire que me sustenta.
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