viernes, 19 de abril de 2024

Un Eterno Campeón


© Hans Moerman

Como cada mañana, Jean-Louis se viste con ropa deportiva para iniciar su rutina de entrenamiento. El olor a tierra mojada, embalsamado en la brisa marina que se cuela por la ventana de su habitación, le evoca esas épocas gloriosas en las que sus logros fueron conocidos más allá del Atlántico. La disciplina, la guía de sus entrenadores y el apoyo de sus padres le habrían de otorgar los réditos a los que todo atleta de alto rendimiento aspira.

Inolvidable, aquella noche de verano en la lejana Moscú donde pulverizó el récord mundial para una vuelta completa a la pista sintética del estadio nacional. Las exclamaciones del público, al verlo arribar en primer lugar, solo eran comparables con el rugir del paso de un huracán por su terruño.

Recoge sus piernas, las amarra con un cinturón y sus manos ajadas hacen rodar la vieja silla que años atrás intercambió por su medalla dorada, única pertenencia, del único sobreviviente, rescatada del avión que se estrelló al momento de aterrizar en esa isla caribeña, con toda la selección olímpica de un pequeño país que regresaba triunfante.



martes, 21 de junio de 2022

El joven Nabokov

Con solo quince años, Lolita era la viva presencia de un lucero. Su tez blanca y sus rizos rubios parecían absorber la lozanía matinal.

Fue imposible, a mis trece años, no detener mi respiración para evitar que interfiriera con toda la belleza que en ella confluía, oculto tras el velo de la ventana de mi alcoba.

No sé si mi forma de temblar me delató o si ella percibió, en el reflejo de su espejo, que alguien se asomaba a su privacidad desde la planta superior de la casa vecina. Se dio vuelta, apartándose del pequeño mueble tocador y fijó sus ojos azules a través del gran ventanal que la resguardaba, en dirección a la de los del usurpador de su espacio. El pudor me invadió y bajé la mirada, solo para encontrarme con la desnudez de unos pechos que ya anunciaban florecer.

© Dagmara Dombrovska



viernes, 14 de mayo de 2021

Cuestión de Química


© Jonathan Kemper

Jorge suspira. Ya es abuelo; hace poco más de dos años nació Beatriz, su primera nieta y hace apenas tres meses, Tobías, el encargado de asegurar la continuidad del apellido Barón por una  generación más. Empuja el carro de metal por las calles de la ciudad, amplias y frías. Añora el descanso dominical en su casa propia, la compañía de su esposa y leer a sus anchas el contenido informativo de su diario favorito.

A pesar de su avanzada edad, aún no tiene la suficiente para recibir una pensión, pero al menos consiguió este nuevo empleo y un salario que le da para pagar un cuarto de alquiler y a veces, una buena comida. Trabaja a la intemperie, después de haber perdido su cargo de oficina, de toda una vida, en el laboratorio farmacéutico que cerró cinco años atrás para irse a operar desde China. Durante ese lapso de privaciones no solo perdió la casa a manos del banco sino a su mujer, vencida por el despojo, la tristeza, la muerte.

Se detiene en una esquina con una sensación entre pesadumbre y alivio. Empuña el recogedor y desliza la escoba, despojando la acera del lastre de publicidad y  residuos orgánicos que han dejado los transeúntes nocturnos. Nada se le escapa, excepto una página arrugada del diario local. La desdobla con el pie, haciendo como si arañara el cemento con sus elementos de aseo y, ávido de lectura, se  pone al día en materia noticiosa.

Algo llama poderosamente su atención: en medio de los titulares, una invitación de la Universidad de la Nación a que los jóvenes que culminan sus estudios secundarios se inclinen por la carrera de Ingeniería Química, bajo la premisa de asegurarse un futuro prometedor y un largo ejercicio profesional. Frunce el ceño, toma el trozo de papel y lo aprieta con rabia, arrojándolo al fondo del recipiente de basura que transporta en su carro. Evoca al Doctor Bernat, ese viejo y sabio maestro de quien adquirió la devoción por el número de Avogadro; el director de  la tesis que le permitió recibirse, con todos los honores, como Ingeniero Químico de la Universidad de la Nación. Jorge, que ya es abuelo, suspira.

viernes, 26 de marzo de 2021

Agua Bendita

Las alturas caen, estrepitosamente,

en forma de gotas de lluvia.

Del suelo ellas levitan grácilmente

ignorando ser fantasmas.


Irritados por la inconveniente humedad  

todos nos arremolinamos en las aceras

huyendo con desdén de su dulce tacto.


Pisamos los charcos, furiosos. 

Y solo las aves citadinas reciben

con sus cantos y arrullos perezosos,

a ese bendito cementerio de vida.



Imagen: © Geetanjal Khanna.

viernes, 19 de junio de 2020

Matrimonio por Conveniencia

Imagen: © Ben White.

Es evidente que el templo abandonado amenaza ruinas. Han transcurrido incontables primaveras desde aquel día en que un trozo de cúpula se desprendió y aplastó a Fer, el novio, mientras esperaba en pleno presbiterio a la hermosísima Luz, su prometida.

Muchos asistentes a la ceremonia, incluidos el párroco y la propia novia, huyeron en el instante del desastre. Unos pocos invitados permanecieron inmóviles, presos del pánico. Solo ellos presenciaron cómo, de la enorme pila de escombros, se incorporaba una figura imponente y polvorienta, con unos cuernos incandescentes que sobresalían de su frente y una larga cola que se retorcía en todas direcciones, asemejando a una víbora furiosa.

Recitaba vocablos inaudibles, en una lengua arcaica. Libre de la prisión, se apresuró a ingresar en el primer confesionario que encontró en su camino, evaporándose en el interior del mismo.

El rumor de lo sucedido se esparció con rapidez por las calles del pueblo y ningún fiel quiso acudir, desde entonces, a aquella iglesia infernal. En los espaldares de las bancas de madera deterioradas por la intemperie, aún hoy es posible apreciar algunas viejas cintas de seda con llamativas inscripciones metálicas anunciando la unión de Luz y Fer.

sábado, 25 de abril de 2020

Nocturno

Cae la noche y yo,
procuro salir ileso de tu ausencia.
Lo hago a versos ígneos que, en agonía,
incendian la bóveda celeste.

Son solo el mensaje de un alma ardiente
para que la noche, te sea día.
Cae la noche y yo,
procuro salir ileso de tu ausencia.

domingo, 26 de mayo de 2019

La creatividad en los procesos cotidianos


For, you see, so many out-of-the-way things had happened lately that Alice had begun to think that very few things indeed were really impossible.
"Alice's Adventures in Wonderland". Lewis Carroll


La innovación y la estrategia son herramientas fundamentales para la vivencia y supervivencia de las empresas en mercados altamente competidos. Muchas universidades, centros de pensamiento y consultores ofrecen cátedras, seminarios y asesoría sobre la materia. Ambas son hermanas menores de la creatividad.

En la última versión cinematográfica de “Alicia en el País de las Maravillas”, la protagonista se dice a sí misma, antes de enfrentar su reto más difícil: "A veces pienso hasta en seis cosas imposibles antes del desayuno". Y usted, apreciado(a) lector(a), ¿ha pensado, al menos, en una sola cosa imposible antes de finalizar su día? Si no lo ha hecho, no se preocupe: este texto es para usted.

Frecuentemente, los términos innovación y estrategia nos resultan intimidantes porque estamos entrenados para ser productivos: trabajar, trabajar y trabajar. Sin embargo, somos seres inteligentes y capaces de pensar creativamente. De niños, fuimos tan inventivos e imaginativos como nuestros padres y maestros, y el tiempo de juego nos lo permitieron.

La creatividad, si no se usa, se atrofia: después de niño, todo ser humano se convierte en “adusto”. El día a día es nuestro único gimnasio. Hágale cualquier pregunta trascendental a su hijo(a) y se asombrará con la respuesta. No es casualidad que uno de los poemas más bellos jamás escritos haya sido obra de un niño: "El Barco Ebrio" (Arthur Rimbaud, 17 años). Olvidar ser niños es tener muy mala memoria.

Por suerte, todos hemos tenido la misma virtud: haber vivido en la piel de un niño. Inténtelo: cuestiónese qué cambios introduciría a un proceso bajo su responsabilidad; qué nuevo producto quisiera lanzar; qué plan de juego para una amenaza latente de mercado plantearía su “yo” de ocho años en su empresa. Los colores de su imaginación lo(a) sorprenderán. Solo necesita hacer abuso de su creatividad.

Creo porque creo.