viernes, 14 de mayo de 2021

Cuestión de Química


© Jonathan Kemper

Jorge suspira. Ya es abuelo; hace poco más de dos años nació Beatriz, su primera nieta y hace apenas tres meses, Tobías, el encargado de asegurar la continuidad del apellido Barón por una  generación más. Empuja el carro de metal por las calles de la ciudad, amplias y frías. Añora el descanso dominical en su casa propia, la compañía de su esposa y leer a sus anchas el contenido informativo de su diario favorito.

A pesar de su avanzada edad, aún no tiene la suficiente para recibir una pensión, pero al menos consiguió este nuevo empleo y un salario que le da para pagar un cuarto de alquiler y a veces, una buena comida. Trabaja a la intemperie, después de haber perdido su cargo de oficina, de toda una vida, en el laboratorio farmacéutico que cerró cinco años atrás para irse a operar desde China. Durante ese lapso de privaciones no solo perdió la casa a manos del banco sino a su mujer, vencida por el despojo, la tristeza, la muerte.

Se detiene en una esquina con una sensación entre pesadumbre y alivio. Empuña el recogedor y desliza la escoba, despojando la acera del lastre de publicidad y  residuos orgánicos que han dejado los transeúntes nocturnos. Nada se le escapa, excepto una página arrugada del diario local. La desdobla con el pie, haciendo como si arañara el cemento con sus elementos de aseo y, ávido de lectura, se  pone al día en materia noticiosa.

Algo llama poderosamente su atención: en medio de los titulares, una invitación de la Universidad de la Nación a que los jóvenes que culminan sus estudios secundarios se inclinen por la carrera de Ingeniería Química, bajo la premisa de asegurarse un futuro prometedor y un largo ejercicio profesional. Frunce el ceño, toma el trozo de papel y lo aprieta con rabia, arrojándolo al fondo del recipiente de basura que transporta en su carro. Evoca al Doctor Bernat, ese viejo y sabio maestro de quien adquirió la devoción por el número de Avogadro; el director de  la tesis que le permitió recibirse, con todos los honores, como Ingeniero Químico de la Universidad de la Nación. Jorge, que ya es abuelo, suspira.

No hay comentarios:

Publicar un comentario