miércoles, 27 de marzo de 2013

13 de junio

Anoche, una estrella fugaz tocó a mi ventana. —Me muero de celos —dijo. —Hace mucho que la luna, los luceros y nosotras extrañamos tus miradas —prosiguió. —Sí —respondí. Soy un hombre feliz, pleno. Me bendice, a cada instante, el amor de una mujer maravillosa. Ella inspira bondad; en ella coexisten la amistad, la ternura, la dulzura; tiene tanta luz como tú, pero a diferencia tuya, que solo me buscas al caer el sol, ella siempre está presente.
 

8 comentarios:

  1. Ay Dios mio, pero que cuchuturra de enamorado poeta, que palabras tan sentidas, como siempre usted, gracias por escribir.

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    1. Bella Guashabita, ni llenándome con almibarados piropos evitarás que esta noche mi pluma afilada te provoque dulces surcos de amor en ese hermoso corazón vinotinto ;D

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  2. Confío en que esa mujer con luz propia no sea fugaz. Si lo es siempre quedará la luna.
    Me gusta saber tu nombre. Fernando. Te enlazo a mi blog. Escribe más. Besos, poeta.

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    1. Besos múltiples y distantes a tu aura, hermosa. Mil gracias por tu generoso comentario.

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  3. Algo bonito para decirle a una mujer...

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    1. Mil gracias, apreciado Jorge. Me honra tu generosa lectura y exhalta mis humildes letras, tu gentil comentario.

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